Secretariado de Medios

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MISA CRISMAL 02

 

En esta mañana de Lunes Santo, la S.I. Catedral ha vuelto a acoger al presbiterio de la Diócesis de Segovia en la celebración de la Misa Crismal. Una Eucaristía presidida por el obispo D. César Franco, que esta vez no ha podido ser acompañado por del MISA CRISMAL 03
Obispo Emérito, D. Ángel Rubio. Una celebración, habitualmente especial en el marco de la Semana Santa, en la que se ha bendecido el Santo Crisma y los sagrados óleos de catecúmenos y enfermos. Asimismo, y como es preceptivo en esta Eucaristía, los sacerdotes de la Diócesis han renovado las promesas que realizaron al comenzar su ministerio sacerdotal, y que tienen origen en esa llamada personal que Cristo les hizo y a la que respondieron con un «sí».

             En su homilía, Mons. César Franco ha señalado que esta celebración, la Misa Crismal, «nos remite al ambiente del jueves santo cuando Jesús celebra con los suyos la eucaristía». Para, a renglón seguido asegurar que: «Esta catedral se convierte en el cenáculo de la intimidad con Jesús, lugar de misterios y confidencias, de secretos y verdades que nos revela como enviado del Padre: nos sitúa en la antesala de la pasión y de la gloria. Somos la estirpe que ha bendecido el Señor, su pueblo sacerdotal y sus ministros que, ungidos como él, son enviados para anunciar la buena noticia a quienes sufren en su cuerpo y en su espíritu. Cada uno de nosotros ha recibido la unción del Espíritu para formar parte de este pueblo».

 

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MISA CRISMAL 04

A continuación reproducimos al completo la homilía pronunciada por Monseñor César Franco Martínez en la Misa Crismal que puede descargar pinchando aquí

 

«El amor de Cristo nos urge»

Homilía para la misa crismal

(Segovia, 3 de abril de 2023)

 

Esta celebración de la misa crismal nos remite al ambiente del jueves santo cuando Jesús celebra con los suyos la eucaristía. Esta catedral se convierte en el cenáculo de la intimidad con Jesús, lugar de misterios y confidencias, de secretos y verdades que nos revela como enviado del Padre: nos sitúa en la antesala de la pasión y de la gloria. Somos la estirpe que ha bendecido el Señor, su pueblo sacerdotal y sus ministros que, ungidos como él, son enviados para anunciar la buena noticia a quienes sufren en su cuerpo y en su espíritu. Cada uno de nosotros ha recibido la unción del Espíritu para formar parte de este pueblo que, según Isaías, «será célebre entre las naciones» (Is 61,9). Ya se entiende que no es celebridad mundana.

            Cuando Jesús entró en la sinagoga para la liturgia del sábado, dio sentido al texto de Isaías que hemos proclamado aplicándoselo a sí mismo. Ha llegado el único que puede leer con todo derecho en primera persona el texto del profeta: «Hoy se ha cumplido esta escritura que acabáis de oír». Es el Ungido de Dios, «el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir», según el Apocalipsis. Es el que puede darse a sí mismo el nombre que Dios reveló a Moisés: «Yo soy». Aquí y ahora, el Señor nos lo recuerda para que no pensemos que la Unción que él nos deja, y sus frutos, es obra e institución nuestra. Somos su pueblo, sus vástagos, sus sacerdotes y ministros. Nada de lo que hace la Iglesia puede hacerse sin él. Sólo en su nombre y persona se nos da la unción para que la llevemos a los hombres como don y regalo de la salvación de Cristo. Si miramos hacia atrás escuchamos a Jesús que nos dice: «Hoy se cumple esta Escritura»; si miramos hacia el futuro, nos dice también: «Mirad, viene entre las nubes. Todo ojo lo verá, también los que lo traspasaron» (Apc 1,7).

            Vivimos, por tanto, entre el cumplimiento de la profecía y la consumación final. En Cristo se ha cumplido la Escritura; cuando vuelva, consumará la salvación. Vivimos en el tiempo de la Iglesia, de la esperanza, de la salvación ofrecida a todas las naciones, que pone al hombre ante la decisión a favor o en contra de Cristo. En este tiempo, el Espíritu es el impulsor de la obra de Cristo hacia la consumación final. Nosotros no podemos precipitar la historia hacia su final ni garantizar lo que conviene en cada momento ni ofrecer solución definitiva al drama del hombre, con sus implicaciones sociales, políticas y culturales. Tampoco Jesús lo hizo durante su ministerio entre los hombres. Como él, somos enviados para anunciar la buena noticia a los pobres, para consolar y sanar a los afligidos, para abrir las puertas de este pueblo sacerdotal a quienes deseen entrar. Para cumplir con esta misión, tenemos lo único y necesario que la hace posible: «El Espíritu de Dios está sobre mí». Es el Espíritu de la verdad y de la unidad en el amor.

            Gracias al Espíritu nos mantenemos unidos. Él nos cohesiona con la unción que se extiende desde la Cabeza, que es Cristo, hacia todos los miembros del Cuerpo. En cuanto ungidos, los cristianos laicos hacen presente la salvación de Cristo como fermento en la masa, con la vida indestructible que han recibido en el bautismo, en la confirmación y en los demás sacramentos. El Señor ha hecho con vosotros «un pacto perpetuo». Sois pueblo sacerdotal que ofrece a Dios el culto de la propia vida, del trabajo, de la edificación de la iglesia y de la sociedad. Dios os da su «salario fielmente» cada vez que actuáis en su nombre y para su gloria. Dios es fiel.

            Para que podáis realizar el sacerdocio bautismal y regio, Dios os ha dado en vuestros hermanos presbíteros, el servicio inestimable de su ministerio que visibiliza al único y definitivo Pastor y Obispo de nuestras almas, que es el Señor Jesús, el Ungido. Vivimos por tanto en una estrecha e indivisible relación, gracias a los sacramentos de Cristo, que nos permite, a pesar de nuestros fallos y pecados, estar unos al servicio de otros sin competencias estériles ni rivalidades sobre quiénes son los más importantes, los primeros. La unción de Cristo es para que el Cuerpo se mantenga unido en todos sus miembros. Sólo así podemos vivir la sinodalidad que desea el Papa Francisco. La fuente de la sinodalidad está en Cristo, Camino, Verdad y Vida. Si vivimos en él con la gracia de los sacramentos, caminaremos en él y confesaremos la Verdad. Sin el Espíritu de Dios nadie puede decir que Jesús es el Cristo, y nadie puede vivir unido a él, puesto que es el Espíritu el que da cohesión y vida a los miembros. El Espíritu de la unidad.

              Gracias a la unción bautismal y sacerdotal vivimos unidos a Cristo como sarmientos a la vida. Si caminamos en él, confesaremos la verdad y poseeremos la vida eterna. Nos lo ha dicho el texto del Apocalipsis: «Al que nos ama y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre, a él la gloria y el poder por los siglos». Todos nosotros sabemos hasta qué punto Cristo nos ama y nos redime cada día. La respuesta a este amor solo puede ser la correspondencia de dar la vida por los hermanos, como dice la primera carta de Juan. Este es el secreto de la fecundidad de la iglesia. Si decimos que hemos conocido el amor, solo podemos amar como él nos amó. He aquí el gran reto de cada cristiano y de la totalidad de la Iglesia. Esto significa la bendición de los óleos y la consagración del Crisma. Si el Señor ha querido hacer del aceite, útil y sencilla criatura, el cauce del sacramento, ¡qué no habrá querido hacer con nosotros al elegirnos miembros suyos y ministros de su gracia! ¿Cabe mayor confianza y responsabilidad?

            Al contemplar cómo Dios recrea el universo por medio del aceite, una sencilla criatura que ni ama ni tiene libertad, ¿cuál será su plan sobre nosotros? Más aún. En nuestras manos ha puesto su iglesia, que es el germen de la humanidad recreada. Nos envía, ungidos por el Espíritu, para predicar el evangelio, sanar al hombre de sus males y librarlo de pecado. Nos cede su lugar para que actuemos en su nombre. Si miramos el mundo con los ojos de Dios, sabremos qué necesidad tiene de Dios, de su gracia, y de nosotros. Es cierto que los hombres no nos dicen: ¡os necesitamos! En verdad, pero no es preciso que nos lo digan. Nosotros lo sabemos, a no ser que pequemos de indiferencia. Sí, hermanos sacerdotes, el mundo nos necesita porque necesita a Cristo, a Dios, a esta pobre casa de pecadores que es la iglesia. Necesita la palabra de la verdad y de la vida. ¡Hay tanto dolor, sufrimiento, violencia, guerra, corazón endurecido! ¡Hay tanta mentira, manipulación y oscuridad que estaríamos ciegos si no lo viéramos y, en consecuencia, si no acudiéramos en ayuda de quienes lo padecen! No se equivoca Isaías cuando dice que el Mesías viene a cambiar las cenizas por una diadema, el duelo por perfume de fiesta y un vestido de alabanza por un espíritu abatido (Is 61,3).

            Vayamos, pues, sin tardanza. No esperemos a que los hombres vengan a solicitar nuestro servicio. No podemos retener en nuestras manos el aceite de la salvación. La caridad nos urge, dice Pablo. Vayamos con la prisa de María para ayudar a Isabel. Con la prisa de Jesús para encender este mundo con su fuego. Con la fidelidad de los santos que era fuente de energía y creatividad. Vayamos a nuestro mundo, porque Dios lo ama y le ha entregado a su Hijo como signo de su amor infinito. Eso basta. Y, aunque experimentemos rechazo, recordemos que ya lo dijo el Señor que nos unió a su destino. Vayamos y cantemos sus misericordias. Amén.

 

+ César Franco

Obispo de Segovia.

Con ocasión de los diez años del Papa Francisco se han escrito artículos que abundan en perspectivas sociopolíticas y escasean en las teológicas y eclesiales.  Consciente o inconscientemente, se considera que el Papa está por encima de la Iglesia y puede actuar en ella como quiera. Quienes se felicitan porque Francisco ha acabado con un ejercicio del papado al estilo de un monarca absoluto, le critican que no haya hecho reformas en la doctrina sobre el matrimonio homosexual, el sacerdocio femenino, el aborto y la eutanasia o el celibato. Se le exige, por tanto, que sitúe su ministerio «sobre la Iglesia» y no «en la Iglesia». Como explica la eclesiología, el primado de Pedro sólo puede ejercerse en la obediencia a la Escritura y a la Tradición porque el Papa es un discípulo de Cristo que no puede situarse por encima de la Iglesia en cuestiones esenciales a su estructura y a la verdad cuyo origen se remonta a la creación y a la redención. ¿Es tan difícil entender que el aborto y la eutanasia son terribles atentados contra la vida y su Creador? Ningún Papa puede decir lo contrario. El Papa debe «obediencia a la fe» (san Pablo) como cualquier cristiano. Con la muerte del último apóstol se cierra el proceso constituyente de la Iglesia, de manera que, tanto el Papa como los obispos, son custodios de ese proceso que deben respetar. Es verdad que la exposición del dogma evoluciona de forma homogénea (L. Scheffczyk), pero no cambia su contenido, sino el modo de presentarlo. En cuestiones como el celibato, de derecho eclesiástico, el Papa tiene potestad para cambiar la disciplina, pero, como decía san Juan XXIII, el hecho de ser Papa no le autoriza sin más a dar un vuelco a una venerable y fecunda praxis eclesial. Digamos de pasada que también en la Ortodoxia existe el celibato. Los sacerdotes se casan antes de recibir la ordenación, no después. Y los obispos, que suceden a los apóstoles y poseen en plenitud el sacerdocio, son elegidos entre los monjes, que, sin excepción, son célibes.

            Cuestiones como el sacerdocio femenino y el matrimonio de personas homosexuales no entran en el ámbito de las decisiones papales, sencillamente porque su autoridad está limitada por lo que Dios ha hecho en la creación —ley natural— y Cristo ha determinado para la Iglesia con autoridad divina. Por esta razón, el documento de san Juan Pablo II sobre el sacerdocio femenino afirma que la Iglesia «no tiene la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres», lo que «debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia» (Ordinatio sacerdotalis). Si se estudian con seriedad las razones, se entenderá por qué el Papa Francisco afirma que en esta declaración se ha dicho la última palabra. No sólo es cuestión de fe, sino de razón (lógica y teológica).

            Decir que este Papa no ha hecho cambios doctrinales es desconocer que por «doctrina» no solo se entiende lo referido al dogma, sino a las cuestiones que se derivan de él. Y Francisco, en este sentido, ha hecho cambios y avances doctrinales. Si por cambios de doctrina se entiende cambios en la fe y en la moral, el Papa es consciente de los límites de su autoridad en la Iglesia. Todos los papas sin excepción están marcados por el signo de la contradicción de Cristo y tienen que asumir la incomprensión de quienes entienden su ministerio desde el poder absoluto y no desde el servicio. Ya le dijo claramente Jesús a Pedro que, cuando fuera viejo, le llevarían a donde no quisiera, en clara alusión al martirio. No es el Papa quien tiene que cambiar su chip, es la sociedad la que debe conocer mejor qué es la Iglesia y qué lugar ocupa en ella el ministerio de Pedro.

FIRMA DIGITAL OBISPO recortada

Viernes, 03 Marzo 2023 12:58

REVISTA DIOCESANA MARZO 2023

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foto web iglesia en castilla grande

Este martes ha concluido el Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de Iglesia en Castilla que, durante dos jornadas, se ha celebrado en el Seminario diocesano de Ávila. En torno a un centenar de participantes se han dado cita en la ciudad amurallada, en lo que ha supuesto el primero de los encuentros presenciales desde que comenzó la pandemia. Y esto se ha traducido en reencuentros llenos de abrazos. Pero, sobre todo, en dejar patente las ganas de reavivar ese camino común emprendido desde hace 40 años entre las diócesis de Zamora, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Ávila, Valladolid, Segovia, Palencia, Burgos y Osma-Soria.

El Sínodo ha centrado todas las sesiones de trabajo. Y es que este Encuentro ha supuesto una suerte de “fase regional” (por así decirlo) del proceso sinodal en el que está inmersa la Iglesia en este momento. De hecho, uno de los puntos fuertes de estas dos jornadas ha sido la presentación de las conclusiones a las que han llegado las distintas diócesis en la primera fase del Sínodo.

Iluminados por el Espíritu tras la Lectio Divina con la que comenzó el Encuentro el lunes (dirigida por el Obispo de Zamora), y tras haber reflexionado sobre lo que es y supone el discernimiento comunitario (gracias a la ponencia del jesuita Luis María García Domínguez), era el momento perfecto para reconocer nuestra realidad en aras a seguir caminando en sinodalidad. De esta manera, en la tarde del lunes, se han mostrado las inquietudes, preocupaciones y anhelos de toda la Iglesia en Castilla en el momento actual.

Como se indicaba en esta presentación, subyace una melodía común en estas síntesis de todas las diócesis: no somos demasiado distintos en estas Iglesias de Castilla, aunque también se perciben los matices especiales de las diversas diócesis con sus características peculiares y sus historias recientes.

Esta “síntesis de las síntesis diocesanas” ha dejado la puerta abierta para, a partir de este Encuentro de Ávila, seguir caminando en sinodalidad como región. Un documento sobre el que se ha trabajado por grupos durante la jornada del martes, para plasmar de forma más concreta ese rumbo al que se dirigen nuestras Iglesias particulares, con el doble acento de la animación a los pastores y el crecimiento de la participación de los laicos y la vida consagrada en la comunión y misión de la Iglesia.

El Encuentro ha tenido también momentos de oración y de fraternidad. Como el rezo de Vísperas con el que concluía la jornada del lunes y que se realizó en el Monasterio de la Encarnación, lugar donde Santa Teresa de Jesús pasó la mayor parte de su vida, y templo jubilar en este Año Santo Teresiano que se está viviendo en la diócesis de Ávila. O la Eucaristía conjunta en la capilla del Seminario, con la que concluía a media tarde del martes el Encuentro, y que ha estado presidida por el Cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid. Asimismo, los participantes tuvieron la oportunidad de conocer dos joyas del románico abulense en una visita que tuvo lugar en la noche del lunes: la basílica de San Vicente, y la iglesia de San Andrés.

CEE Rosa Y Maria

Las segovianas Rosa y María protagonizaron la campaña del año pasado

 

Un total de 32.494 segovianos marcaron la ‘X’ de la Iglesia en su declaración de la renta correspondiente a la campaña de 2022 (IRPF 2021). Un aumento de 173 declaraciones con asignación a favor de la Iglesia Católica con respecto al ejercicio anterior, lo que supone un incremento en el número de apoyos y de recursos para seguir atendiendo a quienes más lo necesitan.

            Si bien el porcentaje de declaraciones con asignación ha sufrido una ligerísima variación negativa (-0,46%), el importe asignado por los contribuyentes asciende a 979.689 euros, por lo que se ha incrementado notablemente (82.209€) respecto al ejercicio anterior.

            Rafael de Arcos, ecónomo de la Diócesis, valora muy positivamente este aumento tanto en el número total de declaraciones, como en el global del importe asignado, lo que «nos permite ayudar más ante el crecimiento de las necesidades sociales en un contexto económico complicado». Asimismo, el ecónomo agradece el compromiso de cada segoviano para sostener la actividad de la Iglesia diocesana, así como para contribuir a cambiar las vidas de quienes más lo necesitan con un gesto tan sencillo como es marcar la ‘X’ de la Iglesia en la declaración de la renta.

 RESULTADOS DE LA ASIG NACIÓN TRIBUTARIA. IRPF 2021 CAMPAÑA RENTA 2022

Datos generales

La Diócesis de Segovia se sitúa pues en la tendencia positiva registrada tanto en Castilla y León como en España. En la región, un total de 535.993 contribuyentes marcaron la ‘X’ a favor de la Iglesia, lo que supone un 41,7% de las declaraciones, traduciéndose en un importe asignado de 16.607.440 euros. Con estos datos, Castilla y León se sitúa como la quinta Comunidad Autónoma con más ‘X’ a favor de la Iglesia Católica, siendo también la quinta en porcentaje de asignación. Asimismo, se sitúa en el noveno puesto del listado de regiones en las que aumenta el número de declaraciones a favor de la Iglesia, con un incremento de 2.083.

            En los datos presentados esta mañana en la Conferencia Episcopal por el vicesecretario para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, y el director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, José María Albalad Aiguabella, se constata que ha aumentado en 84.201 el número de declaraciones en favor de la Iglesia (más del doble que en el año anterior), lo que supone un importante respaldo a la labor de la institución.

            En conjunto, más de 8,5 millones de españoles marcan la casilla de la Iglesia teniendo en cuenta las declaraciones individuales y las conjuntas, lo que supone el 31,29% de las declaraciones presentadas. El importe total asignado a la Iglesia se sitúa en los 320.723.062 euros. De media, la aportación que recibe la Iglesia de cada contribuyente que marca la casilla de la X es de 37,73 euros. 

            Si la cantidad percibida está en relación con la capacidad y fortaleza económica que hay en cada provincia, los mecanismos de distribución tienen como criterio la solidaridad y la comunión entre las diversas diócesis. De modo que las diócesis que están en provincias con rentas altas ayudan a sostener a las diócesis de la España despoblada y, por tanto, con menor capacidad para su sostenimiento. Es un auténtico mecanismo de comunión eclesial de recursos que permite mantener la acción pastoral en lugares en los que, de otro modo, sería casi imposible.

SERVICIO RELIGIOSO CEMENTERIO2

 

El Ilmo. Ayuntamiento de Segovia ha comunicado a este Obispado, sin diálogo previo, que no desea renovar el convenio firmado con dicha institución mediante el cual se garantizaba una atención digna a las familias en las exequias celebradas en el cementerio y junto a las sepulturas.

            La laicidad o aconfesionalidad del Estado no significa, en absoluto, la no colaboración con confesiones religiosas. Nuestra Constitución sostiene que «los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones» (Art. 16 §3). Si se ayuda al deporte, a las actividades culturales y lúdicas, al transporte, etc. aunque no todos los ciudadanos lo compartan o hagan uso de tales servicios, es difícil entender que no se pueda hacer lo mismo con las familias de cualquier religión o creencia en momentos tan sensibles y difíciles como los del fallecimiento de un ser querido. En este caso, parece que en vez de ampliar derechos se están socavando los ya existentes.

            Ante esta situación, el Obispado, en cumplimiento de su deber pastoral y en base a la libertad religiosa, está dispuesto a garantizar el referido servicio religioso de forma gratuita, bien a través de las parroquias de la ciudad, bien de otra manera adecuada desde la capilla del cementerio, propiedad de la Diócesis. Para ello, el Obispado está dispuesto, si fuere preciso mediante un acuerdo con el Ayuntamiento, a realizar gratuitamente el rito funerario en el cementerio propiedad del mismo.

Todo ello se haría sin coste para las arcas municipales, puesto que parece que dedicar un 0,014% del presupuesto municipal anual es un agravio para todos aquellos que no usan este servicio. Cabe destacar que, en ese presupuesto anual de 66.661.915 millones de euros, la inversión en el servicio religioso demandado por la gran mayoría de las familias asciende a 9.365,4€. En definitiva, una cifra insignificante para el consuelo que supone a las familias segovianas que libremente lo solicitan.

Martes, 31 Enero 2023 12:04

REVISTA DIOCESANA FEBRERO 2023

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MEMORIA COF 2022

El Centro de Orientación Familiar (COF) de la Diócesis lleva más de dos décadas ayudando y orientando a familias, matrimonios, parejas y personas de la provincia de Segovia.

 

El año 2021 acabó con unas Navidades muy frustrantes, ya que no cumplieron las expectativas de las personas debido al covid-19. Se vieron anulados muchos planes esperados, familiares en su mayoría, puesto que volvió a aumentar la incidencia de forma descontrolada. Consecuentemente, el 2022 aún comenzó con la alarma que implicaban los contagios, sumado al miedo y la alerta por revivir lo anterior. Esto dio lugar a una progresiva demanda de intervención psicológica y emocional de la población, que sigue manifestando la prioridad de la salud mental y la escasez de recursos para cubrirla. El COF sigue siendo uno de estos recursos necesarios dentro de nuestra ciudad y provincia, que se refleja en las personas que van llegando de servicios públicos y privados, por unas razones o por otras. Este año cabe resaltar, además de los casos habituales en circunstancias muy desfavorecidas y complicadas de cambiar, los de personas con situaciones estables pero con agotamiento mental, ansiedad e incluso poca capacidad de gestión emocional, cada vez más jóvenes.

     Sigue habiendo muchas dificultades como consecuencia de la pandemia: por saturación de los servicios sanitarios en el nivel público y en el nivel privado, donde la demora de espera es ya mucho mayor que antes. El encarecimiento de los recursos y el nivel de vida también han aumentado la demanda del servicio. Todo ello, refleja la importancia de los servicios ofrecidos dentro del COF, teniendo también en cuenta que la intervención se adapta a cada persona, presencial o telefónica de forma complementaria, según sus necesidades, con el objetivo de mantener un seguimiento que facilite su bienestar integral.

Balance

En 2022, desde el COF se atendieron un total de 250 casos, de los que 67 fueron nuevos. Además, en total, 673 personas reclamaron la atención del centro a través del teléfono. 

     La demanda de la gran mayoría de las familias es sobre su relación matrimonial o de pareja, y sobre los conflictos entre padres e hijos. En este último apartado hay mucha variedad en la edad de los hijos para los que se pide ayuda, la mayoría son adolescentes pero también hay bastantes niños, e incluso hijos adultos. También encuentran familias que piden ayuda respecto a la relación con la familia extensa, abuelos u otros parientes, o dificultades entre hermanos adultos, en especial con las familias reconstituidas. Este año la novedad ha sido recibir cada vez más casos de personas más jóvenes, e incluso niños, con ansiedad y bloqueos emocionales.

     Es de resaltar que se sigue manteniendo la demanda de usuarios procedentes de numerosos pueblos de la provincia, derivados por los párrocos y personas que han acudido al COF para ser ayudados. Las vías por las que llegan las personas al COF son muy variadas, pero el porcentaje más alto sigue siendo el “boca a boca”, por personas que han sido ayudadas y hablan del centro a otras personas de su entorno, como familiares y amigos.

 

Aquí puedes consultar y descargar la MEMORIA DEL COF DE 2022 

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jmj vitoria lisboa 2023

«María se levantó y partió sin demora» (Lc 1, 39)

 

El Secretariado de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Segovia os invita a participar este verano en la Jornada Mundial de la Juventud 2023 (JMJ) en Lisboa. Si queréis vivir unos días especiales junto a un montón de jóvenes cristianos de vuestra edad, no podéis perder esta oportunidad… ¡Lisboa nos espera!

 

¿Qué es la JMJ?

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un encuentro de jóvenes (+16) de todo el mundo con el Papa. Es, además, una peregrinación, una fiesta de la juventud, una expresión de la Iglesia universal y un fuerte momento de evangelización del mundo juvenil. Se presenta como una invitación a una generación determinada en construir un mundo más justo y solidario. A pesar de su identidad claramente católica, está abierta a todos, tanto a los más cercanos a la Iglesia, como a los más distanciados.

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¿Cómo participar en la JMJ 2023 con nuestra Diócesis?

Rellenando este formulario, donde tienes todos los detalles:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSd5lXapzyVd2zoLgXZsG1JNmg6oXlXokLviFRbKYH81PYxo2A/viewform

En el precio está incluido el alojamiento y las comidas de todos los días.

¡LAS PLAZAS SON LIMITADAS! Los peregrinos que quieran participar, deberán tener entre 16 años (o nacidos en 2007) y 35 años (o nacidos en 1988). Los responsables, monitores y acompañantes de grupo sí podrán tener más de 35 años.

¿Cómo será nuestra expedición?

Saldremos de Segovia en autobús en dirección a Viseu, donde viviremos los días de las Diócesis. Estos días seremos acogidos en casas de familias de la diócesis de Viseu. Además, allí tendremos catequesis y actividades con el grupo todos los días. La última semana la viviremos en Lisboa, completando nuestra peregrinación con la Jornada Mundial de la Juventud

¿Cuál es el precio de la JMJ?

El precio de la JMJ es de 325€* por persona, que quedarían de la siguiente manera:

                                 - 28 de enero: 200€**

                                 - 28 de marzo: 125€

*   A este precio habría que añadir el coste del autobús (70€ aprox.) y descontar el dinero que consigamos en estos meses a través de distintas iniciativas.

** El pago de enero se podrá devolver si antes del 1 de abril, la persona finalmente no pueda ir.

 

Contacto

Si estás interesado en participar y tienes entre 16 y 35 años, ponte en contacto con nosotros:

                                Hermana Juli: 639159295 

                                o escribe a Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

 

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IMAGEN WEB COMUNICADO OBISPOS LIMPIA

 

Ante el debate suscitado estos días sobre la vida humana naciente y la cuestión del aborto, los Obispos de las Diócesis de Castilla y León queremos recordar los principios que la Iglesia ha propuesto de modo constante en torno al don de la maternidad y la dignidad de la vida humana naciente.

1. Todo ser humano, más allá de cualquier condicionamiento, desde su concepción hasta su muerte natural, es siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado.

2. Nuestro reconocimiento y profundo agradecimiento a las mujeres gestantes que con su entrega portan con amor en su seno el don precioso de la vida, esperanza y futuro de nuestra sociedad, particularmente en una tierra como la nuestra que se va despoblando y sus habitantes envejeciendo. Este reconocimiento se hace extensivo a quienes componen su núcleo familiar más íntimo que los acompañan en estas etapas decisivas de la vida. En palabras del Papa Francisco: “El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso… Cada mujer participa del misterio de la creación, que se renueva en la generación humana… Pensemos cuánto vale ese embrión desde el instante en que es concebido” (AL, 168).

 3. Queremos estar cerca de las mujeres embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole, y ponernos a su servicio. Es necesario que tengan la certeza de que no están solas en sus dificultades y que pueden contar con toda la ayuda que podamos prestar desde los organismos eclesiales y de ayuda a la mujer gestante. Asimismo, es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todas sus necesidades.

4. Vuelve a decirnos el Papa Francisco: “Si un niño llega al mundo en circunstancias no deseadas, los padres, u otros miembros de la familia, deben hacer todo lo posible por aceptarlo como don de Dios y por asumir la responsabilidad de acogerlo con apertura y cariño. Porque «cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos será considerado demasiado costoso o demasiado grande, con tal de evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y que ha sido abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres»” (AL, 166).

5. La muerte provocada del ser humano, también en el seno materno mediante la práctica del aborto, no puede ser considerada como un derecho, pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos. Ofrecer un período de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto permiten a la mujer gestante contar con elementos necesarios para ponderar sus decisiones. Asimismo, los profesionales sanitarios pueden ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligados a inscribirse en una lista de objetores. Del mismo modo, desvincular de la ayuda y cuidado de sus padres, en el ejercicio de su patria potestad, a una menor embarazada que se plantea abortar la hace vulnerable y la deja sola ante una situación tan complicada.

6. Por eso, es necesario proporcionar siempre toda la ayuda y acompañamiento necesarios a las personas que pasan por situaciones de dificultad o vulnerabilidad, como es el caso de mujeres embarazadas en circunstancias no deseadas o difíciles, junto con la acogida y protección del nasciturus, habitualmente ignorado como parte concernida en esta cuestión, y que debe ser considerado como un bien primordial que el ordenamiento jurídico está llamado a reconocer, tutelar y promover. El cuidado y promoción de ambas realidades son indicadores ciertos de sociedades verdaderamente humanas, fraternas y civilizadas.

7. Es conveniente abordar esta cuestión mediante un amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología.

De este modo podremos considerar adecuadamente las cuestiones esenciales en torno al inicio de la vida humana, la gestación y la maternidad y ver el modo de superar sus desafíos y dificultades. Lo cual lleva consigo el compromiso esencial de reconocer, promover y proteger siempre la vida de todo ser humano, desde su inicio en el seno materno hasta su fin natural, custodiando su dignidad como un bien esencial que constituye el fundamento del bien común y de la sociedad.

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos

+ Luis Javier Argüello García, arzobispo de Valladolid

+ César Augusto Franco Martínez, obispo de Segovia

+ Jesús Fernández González, obispo de Astorga

+ Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF, obispo de León

+ Manuel Herrero Fernández, OSA, obispo de Palencia

+ Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria

+ José Luis Retana Gozalo, obispo de Ciudad Rodrigo y obispo de Salamanca

+ Fernando Valera Sánchez, obispo de Zamora

+ Jesús García Burillo, administrador diocesano de Ávila