Secretariado de Medios

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JMJpanamá

Lisboa, sede de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en 2022. Así estaba programado. Sin embargo, la pandemia del coronavirus, que se ha cobrado la vida de decenas de miles de personas a nivel global, ha obligado a que esta JMJ se aplace hasta 2023. El encargado de transmitir esta noticia para los medios de comunicación ha sido el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, quien en su mensaje aseguraba:

«Debido a la situación sanitaria actual y a sus consecuencias en el desplazamiento y la  reunión de los jóvenes y las familias, el Santo Padre, junto con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, ha decidido aplazar un año el próximo Encuentro Mundial de las Familias, previsto en Roma en junio de 2021, y la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en programa en Lisboa en agosto de 2022, respectivamente a junio de 2022 y a agosto de 2023».

En su comunicación aseguraba, asimismo, que el Encuentro Mundial de las Famialias, cuya celebración estaba prevista para 2021 en Roma, también queda aplazado hasta 2022 con el único objetivo de minimizar el posible riesgo de contagio del COVID-19 y procurar la seguridad y la salud de todos los que asistan a tal evento.

Según el Dicasterio para los Laicos, las Familias y la Vida, el Santo Padre ha tomado esta decisión ante la incidencia global de la pandemia y las posibles consecuencias que ésta pudiera tener en los movimientos de jóvenes y familias de todo el mundo, concentrándose en una misma ciudad miles de ciudadanos. 

Cabe recordar que la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal se anunció el pasado mes de enero de 2019, en la clausura de la JMJ de Panamá. Asimismo, el pasado Domingo de Ramos (5 de abril), se celebraba el día de la JMJ a nivel diocesano y tenía que haberse producido el traspaso de la cruz de los jóvenes panameños a los lisboetas. Sin embargo, este acto simbólico quedó aplazado hasta el 22 de noviembre también a causa de la pandemia.

El Centro de Orientación Familiar de la Diócesis de Segovia ha establecido un servicio especial debido a la pandemia del COVID-19. Por este motivo, sigue atendiendo a las necesidades de todos aquellos que lo necesien pero, en estos momentos, lo hacentelefónicamente debido a la imposibilidad de realizar la atención personal por el estado de alarma. 

Asi, todos aquellos que en estos momentos tan difíciles que nos toca vivir necesiten acompañamiento, apoyo emocional, orientación o ayuda, pueden solicitar una cita. Tan solo tienen que llamar al 921 460 655 y dejar un mensaje en el contestador. Un profesional del Centro de Orientación Familiar se pondrá en contacto con ustedes para atender sus necesidades.

 

Sin título

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid, ha comparecido hoy ante los medios de comunicación en una rueda de prensa on line ante el momento tan particular que estamos viviendo.  

Organizar el bien común

Mons. Argüello ha comenzado dando un pésame cargado de esperanza a los todos los que han perdido un familiar y padecen esta enfermedad y las gracias a todos los que trabajan y sirven en la sociedad.  Además de ofrecer palabras de ánimo a niños y jóvenes, a las residencias de mayores y a sus cuidadores, a los que tienen miedo. 

El secretario general afirma que estamos ante una crisis sanitaria y económica, pero sobre todo política, espiritual, en el sentido más amplio. “Nos vemos abocados a pensar cómo organizar el común, la nueva normalidad, cómo reorganizar la desescalada. Están en juego la vida, los enfermos, la seguridad y la libertad, las cuestiones entre las razones sanitarias y la vida, la verdad, las falsas noticias, el bien común y el principio de subsidiaridad”.

 Subraya que el cuidado de los ancianos, de los niños y la despedida de los difuntos marcan una civilización.  En este sentido, ante el drama que se ha vivido en las Residencias de mayores,  insiste en  que “no podemos considerar a los ancianos como un grupo de descarte”.

Mons. Argüello indica que es necesario una mirada hacia el futuro: “la pandemia acelera el cambio de época.  También en el interior de la Iglesia, nuestra forma de atención pastoral también cambia, la conversión pastoral es ahora.  Es un tiempo propicio para animarnos a un tiempo de imaginación, en el realismo que solo el Evangelio puede proporcionarnos.”

Por ello,  apela a recuperar el  espíritu  de la transición,  que además  será un nuevo estilo de  transición: “en la organización política los proyectos deben ser a medio y largo plazo. El tiempo es superior al espacio. La realidad, en las situaciones concretas es superior a las ideologías. La unidad es superior a las ideologíasLa unidad es superior al conflicto. La unidad puede acoger las diferencias. Esta crisis es global, no podemos perder de vista a todo lo que ocurre en el mundo”. De este modo “seremos artífices de una historia común. La pandemia nos ha despertado ante el individualismo”. 

En este encuentro con los periodistas,  Mons. Arguello ha realizado un llamamiento a nuestra clase política ”para buscar juntos el bien común”. 

Libertad de culto

En cuanto a la libertad  de culto para los fieles  ha subrayado que “hemos llamado a quedarse en casa.  Los templos en muchos lugares han estado cerrados, pero la Iglesia se ha mantenido abierta. Una cuestión es el templo y otra la vida de la Iglesia. Que se ha  mantenido  a través de una creatividad pastoral extraordinaria. El art. 11 del  Decreto del  Estado de alarma, reconoce esta situación  y el art. 7, no decía explícitamente nada sobre las salidas para el culto, que son los artículos que están regulando estas cuestiones”. “Ni siquiera en el estado de excepción puede suprimirse la libertad de culto”, ha aclarado el secretario general de la CEE.

En relación a la desescalada en lo que se refiere al culto religioso, “sobre todo para la progresiva salida, queremos clarificar la situación del culto con el gobierno. La presencia y celebración de la fe tiene mucha importancia para los cristianos. Por eso, siguiendo todas las recomendaciones, deseamos que el culto vuelva a la sociedad. Es muy importante que la eucaristía pueda celebrarse con pueblo, progresivamente”.

En relación a la intervención en algunas parroquias de la policía interrumpiendo el culto, Mons. Argüello ha señaldo que “la actuación de la policía interrumpiendo una acto de culto es desmedida, no respeta ni el 11 del estado de alarma ni el 16 de la Constitución Española”.

Cáritas y ayuda a los más necesitados

 El  secretario  general de la CEE  hace una llamada también  “a dar un paso  hacia delante de generosidad y corresponsabilidad ”. Ha explicado que la Comisión Ejecutiva de la CEE ha sugerido que cada diócesis vea la manera de promover una ayuda para los más necesitados en esta crisis económica. Empezando por los obispos y sacerdotes ver la posibilidad de donar una parte de su sueldo a los más necesitados, y desde ese comienzo, invitar a unirse también a todos los fieles cristianos y a toda la sociedad. Ha animado a sumarse a la Campaña de Cáritas “Cada Gesto importa”,  para ofrecer nuestra ayuda  económica a los más pobres.

Recuerda también otros organismos desde los que podemos ofrecer dinero para esta crisis:  la Campaña de OMP para una solidaridad con otros países y la posibilidad de marcar las dos X en la Declaración de la Renta para “ayudar el doble y doblar la solidaridad”.  Otra posibilidad es utilizar la página donoamiiglesia.es , con la que se ayuda directamente a las parroquias y a las diócesis.

También ha subrayado la importancia de que las personas puedan ejercer su dignidad mediante un puesto de trabajo. En relación a la renta básica ha manifestado que:  ”ayudas a quienes lo necesitan es indispensable, pero pensar en una permanencia, que vivan de manera subsidiada, no sería un horizonte deseable para la organización del común”.

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LOLI, catequista

  • ¿Cómo ha cambiado su día a día desde que se decretó el estado de alarma y el confinamiento?

Ha cambiado mucho, hecho mucho de menos mi paseo matinal con mi marido y otros amigos por el campo, y sobre todo acudir a la Eucaristía cada tarde y recibir al Señor Sacramentalmente.

  •  ¿Qué papel desempeña la Iglesia frente al coronavirus?

Un papel importantísimo: estar al lado de las necesidades físicas y espirituales de las personas, también en estos difíciles momentos.

  •  ¿En estos tiempos de mayor convivencia en el hogar, cuál es la posición de los padres como educadores en la fe de sus hijos?

No contesto porque no tengo hijos.

  •  ¿De qué manera su fe le ayuda a sobrellevar esta situación?

Mi fe como cristiana es esencial, sin ella no sería lo mismo.

  •  ¿Cómo cree que la fe puede servir de “vacuna” ante la impotencia y el miedo de enfermos y familiares?

Es el pilar donde el cristiano se agarra para “no desfallecer”.

  •  ¿Considera que, debido a las circunstancias, estamos profundizando en nuestra relación personal con el Señor de una manera más pura?

Yo creo que sí

  •  ¿Opina que la irrupción de esta crisis sanitaria y social ha alterado la forma de vida generalmente individualista y materialista de la humanidad?

Yo creo que sí, tenemos más tiempo para reflexionar, y valorar…

  •  ¿Cree que una vez superada la pandemia el ser humano cambiará su actitud ante la vida y ante los demás?

Creo ¡que sí!, que con tanto tiempo para reflexionar encontraremos “conclusiones positivas”.

  •  La Iglesia ha sabido adaptarse para continuar con su labor desde la distancia ¿cómo valora las iniciativas evangelizadoras a través de los medios de comunicación y redes sociales?

Sí, ha sabido adaptarse, gracias a esas iniciativas a través de ls medios de comunicación nos han ayudado a estar más unidos como Iglesia. ¡Muy positivamente!

  •  Escoja una cita bíblica que sirva como mensaje de esperanza a los creyentes

“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá” Mt 7,7.

Raquel Lázaro foto

RAQUEL, catequista

  • ¿Cómo ha cambiado su día a día desde que se decretó el estado de alarma y el confinamiento?

Ha cambiado por completo. Antes iba a trabajar a 20km de mi casa y ahora hago teletrabajo desde casa compartiendo tiempo y espacio con mis 4 hijos que todos ellos tienen sus respectivas clases on line. Es una locura, de la noche a la mañana tuvimos que comprar un portátil por amazon para dar un poco más de soporte a los niños, ya que en casa había un ordenador fijo y una tableta, pero como digo somos muchos. Para mí el confinamiento no supone un gran esfuerzo porque tengo mucho trabajo. Además del trabajo fuera de casa, el de dentro, que es tremendo. Las compras se han convertido en algo terrible porque salimos un día a la semana y la lista es tan grande que cuando llego, en desinfectar todo tardo muchísimo.. es lo peor de todo.

  •  ¿Qué papel desempeña la Iglesia frente al coronavirus?

Para mí un papel esencial porque lleva esperanza y alegría a la sociedad y transmite en todo momento la seguridad de que unidos en la oración al Señor, se consigue lo más importante.

  •  ¿En estos tiempos de mayor convivencia en el hogar, cuál es la posición de los padres como educadores en la fe de sus hijos?

Los padres tenemos un papel fundamental siempre, pero ahora mismo en que los niños no van ni a clase ni a catequesis ni a las celebraciones de la Eucaristía los domingos, pues de nosotros depende que los niños reciban esa educación.

  •  ¿De qué manera su fe le ayuda a sobrellevar esta situación?

Para mí es fundamental mi fe en Cristo, en el Dios de la Vida. Pero no sólo ahora sino antes también. Mi fe hace que vea la muerte como el paso necesario a una vida mejor. Lo creo firmemente y rezo cada día para que Jesús me ayude a no temer por ello.

  •  ¿Cómo cree que la fe puede servir de vacuna ante la impotencia y el miedo de enfermos y familiares?

En este sentido yo siempre rezo por que esté en los planes de Dios que mis familiares enfermos vivan. Tengo total confianza en que ocurrirá lo que Dios quiera y yo le pido cada día que les salve si está en sus planes.

  •  ¿Considera que, debido a las circunstancias, estamos profundizando en nuestra relación personal con el Señor de una manera más pura?

Sin duda, personalmente estoy más unida ahora con el Señor. La Semana Santa, por ejemplo, ha sido una Semana Santa como nunca había vivido. Mucho más austera y sencilla pero con un significado mucho más sincero ya que el deseo en mí de estar con Jesús ha sido más fuerte.

  •  ¿Opina que la irrupción de esta crisis sanitaria y social ha alterado la forma de vida generalmente individualista y materialista de la humanidad?

Si. Ahora vivimos más pensando en ayudar a los que tenemos al lado y que están en peores circunstancias que nosotros.

  •  ¿Cree que superada la pandemia el ser humano cambiará su actitud ante la vida y los demás?

Creo que apreciaremos más las cosas que siempre hemos dado por hechas y que nunca hemos apreciado, el salir a la calle con amigos, el saludar a los seres queridos de forma afectuosa con un beso o abrazo, etc.

  •  La iglesia ha sabido adaptarse para continuar con su labor desde la distancia ¿Cómo valora las iniciativas evangelizadoras a través de los medios de comunicación y redes sociales?

Muy positivamente. Sigo desde la distancia las celebraciones y lo vivo tan intensamente o más que si estuviera presente. Esto también va a hacer que cuando podamos ir al templo lo valoremos mucho más de lo que hasta ahora lo hemos hecho.

  •  Escoja una cita bíblica que sirva como mensaje de esperanza a los creyentes

Yo soy la resurrección y la vida (Jn 11, 25)
En verdad, en verdad os digo, si alguno guardare mis palabras, jamás verá la muerte (Jn 8, 51)
Yo soy el pan vivo… si alguno come de este pan vivirá para siempre (Jn, 8 51)

Emilio Montero

EMILIO MONTERO, colaborador Parroquia de San Millán

  • ¿Cómo ha cambiado su día a día desde que se decretó el estado de alarma y el confinamiento?

 Bastante. Al tener mucho tiempo a tu disposición te permite desarrollar otras actividades que antes era muy difícil. Hay que programarse y ser positivo.

  •  ¿Qué papel desempeña la Iglesia frente al coronavirus?

Un papel muy importante de acompañamiento, sobre todo a las personas que viven solas, ancianos y enfermos, asimismo la ayuda espiritual e incluso psicológica a tantos que han perdido a sus familiares en circunstancias tan trágicas o que se encuentran hospitalizados.
También la formación y meditación de los fieles a través de vídeos y grabaciones.

Primordial también las transmisiones diarias de la Santa Misa y el Rosario a través de la televisión y on line, lo que nos permite gozar al menos de la comunión espiritual.
Es de destacar todos los emocionantes actos religiosos ofrecidos durante la Semana Santa, especialmente desde el Vaticano y la importante concesión del Papa Francisco de la indulgencia plenaria, con el cumplimiento de los requisitos establecidos, y la bendición urbi et orbi. También es de reseñar la magnífica labor asistencial estos días de Cáritas y de numerosas comunidades religiosas, fabricando material sanitario de protección.

Solo he echado de menos que se cerraran completamente las iglesias. Estamos en estado de alerta, no de excepción. Igual que hoy los ciudadanos pueden entrar a comprar a los supermercados, panaderías, estancos, tiendas de comunicación…, sin demorarse, utilizando mascarillas, guantes y limpiándose con soluciones higienizantes, se podría hacer una rápida visita a una iglesia para encontrarse con el Santísimo.

  • ¿En estos tiempos de mayor convivencia en el hogar, cuál es la posición de los padres como educadores en la fe de sus hijos?

 Es de vital importancia. Ellos deben ser siempre los primeros transmisores de la fe y más aún en esta situación en la que no pueden asistir a la iglesia, catequesis y colegios. Ahora los padres disponen del tiempo que les faltaba cuando tenían que cumplir con sus obligaciones laborales.

  • ¿De qué manera su fe le ayuda a sobrellevar esta situación?

 Totalmente. Estos tiempos de pandemia te hacen ver con mayor claridad nuestra fragilidad y que nuestro auxilio se encuentra en el Señor.

  •  ¿Cómo cree que la fe puede servir de “vacuna” ante la impotencia y el miedo de enfermos y familiares?

 Es la única vacuna que lo puede todo. Nuestras otras seguridades el virus las ha debilitado y vemos que somos impotentes. La fe te da confianza y esperanza.

  • ¿Considera que, debido a las circunstancias, estamos profundizando en nuestra relación personal con el Señor de una manera más pura?

Estoy convencido de ello, al menos en mi caso. El tiempo disponible y el silencio te ayudan mucho.

  • ¿Opina que la irrupción de esta crisis sanitaria y social ha alterado la forma de vida generalmente individualista y materialista de la humanidad?

Eso espero y deseo. Desde luego, esta experiencia nos tiene que hacer reflexionar. Ver qué es lo importante en la vida, que es breve y que un simple organismo microscópico puede acabar con ella. Encontrar el verdadero sentido. Preguntarnos para qué y el por qué estamos en este mundo.

  • ¿Cree que una vez superada la pandemia el ser humano cambiará su actitud ante la vida y ante los demás?

Ojalá. Yo creo que esta es una prueba que ha permitido el Señor para que nos enmendemos.

  • La Iglesia ha sabido adaptarse para continuar con su labor desde la distancia ¿cómo valora las iniciativas evangelizadoras a través de los medios de comunicación y redes sociales?

Como he comentado antes sabiendo donde buscar, ha estado bastante bien. El problema es quizá con el gran número de personas mayores que no están habituados a desenvolverse con internet y similares. Habría que estudiar la manera de facilitarles las cosas. Quizás unas pequeñas instrucciones, facilitarles las programaciones, etc.

  •  Escoja una cita bíblica que sirva como mensaje de esperanza a los creyentes

Estas palabras del Evangelio según San Juan: “Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Daniel CuestaDANIEL CUESTA GÓMEZ sj, diácono jesuita

 

  •  ¿Cómo ha cambiado su día a día desde que se decretó el estado de alarma y el confinamiento?

Durante el primer mes cambió de manera radical, puesto que uno de los miembros de mi comunidad se contagió del virus y tuvimos que ponernos en cuarentena total. Apenas podíamos salir de nuestras habitaciones, nuestro compañero fue hospitalizado y tuvimos que enfrentarnos a esa incertidumbre, etc. Fue duro, pero, aunque casi no nos veíamos, nos apoyamos mucho unos en otros. Un mes después nuestro compañero dio por fin negativo en el test del COVID-19 y pudimos volver a juntarnos todos. En ese momento decidimos responder a la llamada del Arzobispado de Madrid pidiendo sacerdotes y diáconos en los hospitales y en el cementerio. Y, al día siguiente estábamos ya echando una mano con los responsos en la capellanía del Cementerio de la Almudena. Una experiencia dura, pero muy necesaria.

  •  ¿Qué papel desempeña la Iglesia frente al coronavirus?

En mi opinión la Iglesia está haciendo una gran labor que se concreta el cumplimiento de la cuarentena en casa (llevado a cabo de manera muy seria por muchos cristianos), las ayudas a personas mayores, la atención a enfermos en hospitales y hogares (tanto de modo sanitario como espiritual), las ayudas económicas, la atención pastoral online (que lleva tanta esperanza a los hogares), la celebración de los sacramentos, etc. En estas acciones la Iglesia se manifiesta como sal y luz. Puesto que muchas de ellas no se ven, pero, como la sal, dan sabor a este caldo amargo que estamos tomando. Mientras que otras, como la luz, dan esperanza a muchas personas.

  •  ¿En estos tiempos de mayor convivencia en el hogar, cuál es la posición de los padres como educadores en la fe de sus hijos?

Siempre se ha definido a la familia como Iglesia doméstica, y, en estos tiempos creo que esto se está haciendo más patente. Los padres están orando y celebrando junto a sus hijos y esto ha hecho que muchas familias se unan más desde la fe. En este sentido, me ha emocionado mucho ver como los padres ayudaban a sus hijos en la elaboración de su palma para el Domingo de Ramos, o preparaban con ellos un altar doméstico para la Semana Santa, etc. Cosas que si no, normalmente se habrían “delegado” al colegio o la parroquia.

  •  ¿De qué manera su fe le ayuda a sobrellevar esta situación?

Durante la vigilia pascual que celebramos en nuestra comunidad, el jesuita que es el párroco elevó el cirio pascual hacia el barrio y dijo que pocas veces como en esta noche el mundo está más necesitado de la luz de Cristo Resucitado. Creo que esa imagen vale más que mil palabras.

  •  ¿Cómo cree que la fe puede servir de “vacuna” ante la impotencia y el miedo de enfermos y familiares?

Creo que la fe nos permite confiar más allá de nuestras propias fuerzas y también nos alivia cuando estamos haciendo todo lo que podemos, aunque veamos que no es suficiente por la magnitud de esta tragedia. Es decir, la fe nos remite a Dios y a su ayuda, y así se convierte en esa “vacuna” y también en ese “descanso” o sosiego que muchas veces nos está faltando. Lo estamos viendo en la oración que hacemos unos por otros, y en como mucha gente busca alivio de sus agobios, impotencias y miedos en Dios.

  •  ¿Considera que, debido a las circunstancias, estamos profundizando en nuestra relación personal con el Señor de una manera más pura?

Hay el riesgo de vivir toda esta pandemia desde la superficialidad de quien no se entera de lo que está pasando a su alrededor y no se vuelve hacia Dios. Pero, creo que la mayoría de los cristianos está encontrándose con Jesucristo desde el dolor, y en Él, vivo y resucitado, está encontrando esperanza. Estas circunstancias nos están dando más tiempo para el silencio, pero hay que saber aprovecharlo para orar y buscar al Señor, en lugar de llenarlo de whatsapps, chistes o vídeos.

  •  ¿Opina que la irrupción de esta crisis sanitaria y social ha alterado la forma de vida generalmente individualista y materialista de la humanidad?

Creo que sí, en primer lugar, porque ha hecho que todos pongamos a los ancianos de nuevo en el centro, que nos preocupemos por ellos, que les llamemos, les ayudemos en la medida de nuestras posibilidades y reflexionemos sobre cómo queremos cuidarles. En segundo lugar, nos ha mostrado que, como dice el Papa Francisco, somos una única humanidad, y estamos sufriendo todos, pero también estamos luchando todos juntos. Y, en tercer lugar, esto ha hecho que nos interesemos por personas cercanas y lejanas, que conozcamos a nuestros vecinos al aplaudir cada noche, que nos preocupemos por la llegada del virus a otros países etc.

  •  ¿Cree que una vez superada la pandemia el ser humano cambiará su actitud ante la vida y ante los demás?

Confío plenamente en ello. Personalmente tanto la enfermedad de mi compañero de comunidad como el hecho de colaborar con los responsos en el cementerio está haciendo que se remuevan muchas cosas en mi interior. Creo que esto hará que en el futuro viva de otra manera mi relación con el dolor y la muerte. Pero claro, también está el riesgo de que en el futuro me “olvide” de todo ello y vuelva a mi vida como si nada. Por ello, creo que en los próximos meses tenemos una tarea muy importante, que es la de hacer que todo lo que hemos experimentado se asiente en nuestro corazón y se transforme en vida. Sólo así haremos realidad las palabras del Papa Francisco que afirman que “de esta crisis saldremos menos, pero seremos mejores”.

  •  La Iglesia ha sabido adaptarse para continuar con su labor desde la distancia ¿cómo valora las iniciativas evangelizadoras a través de los medios de comunicación y redes sociales?

La Iglesia ha demostrado en estas semanas que lo que la mueve es su deseo de llevar a Cristo a todos los lugares, pase lo que pase. Así, ante el cierre de los templos, la Iglesia ha sido enormemente creativa para seguir llevando la Palabra de Dios, los sacramentos, la oración, el consuelo, la celebración etc. a todos los hombres. Creo que con estas acciones la Iglesia ha sabido no sólo llegar a los fieles, sino también extender su mensaje de esperanza entre aquellos que se encuentran alejados de ella.

  •  Escoja una cita bíblica que sirva como mensaje de esperanza a los creyentes

Venid a mi todos los que estáis cansado y agobiados que yo os aliviaré (Mt 11, 28).

 Daniel Cuesta2cop
Jueves, 16 Abril 2020 12:20

AHORA MÁS QUE NUNCA, CON LOS MISIONEROS

OMPCovid

El Papa Francisco quiere estar cerca de los que más sufren las consecuencias de esta pandemia, en los países más pobres. Por ello, ha abierto un Fondo de Emergencia internacional a través de Obras Misionales Pontificias (OMP), para sostener el trabajo que la Iglesia misionera realiza en esta crisis mundial. OMP España se une hoy a esta iniciativa con la campaña #AhoraMásQueNunca, apelando a los españoles a colaborar con los misioneros, en estas circunstancias tan difíciles.

José María Calderón, director de OMP España, se une a la petición del Santo Padre de crear un Fondo de Emergencia internacional para ayudar a los Territorios de misión, ante las graves consecuencias que la pandemia puede provocar en las zonas más pobres del planeta:

“Desgraciadamente la situación causada en España por el Covid-19 es terrible, en todos los aspectos: de muertos, de contagiados, de personal sanitario enfermo, de falta de material y de medios para trabajar con una cierta seguridad… ¡y la que nos viene encima a nivel económico!”, explica.

Sin embargo vamos viendo cómo esta pandemia está poco a poco haciéndose hueco en la vida de los países de África, Asia, Oceanía y América, que cuentan con muchos menos medios que nosotros, y en algunos sitios tienen unas graves dificultades para poder vivir el confinamiento, la disciplina a la hora de las relaciones, ¡la forma de vivir los duelos y los entierros! Por eso, los misioneros ya nos están dando la voz de alarma… ¡van a necesitar mucha oración y muchas ayudas por nuestra parte!”, afirma.

“OMP es el canal que el Santo Padre y la Iglesia tienen para hacerles llegar esa ayuda, tanto espiritual como material. Por eso hemos decidido sacar esta campaña. Gracias a todos los que decidan colaborar”, concluye.

Llegar a cada una de las parroquias misioneras

El Papa fue el primero en colaborar con este Fondo, con 750.000$. A través de Obras Misionales Pontificias, el instrumento que tiene la Santa Sede para sostener a las Iglesias más jóvenes, este dinero llegará a todas las comunidades afectadas en los países de misión a través de las estructuras e instituciones de la Iglesia. Este Fondo es internacional, y cuenta con la capilaridad de Obras Misionales Pontificias, que llega a 1.111 Territorios de Misión, y sostiene el trabajo de los misioneros y de cada una de las parroquias en estas zonas.

Estos territorios representan un tercio de las diócesis del mundo, y en ellas vive casi la mitad de la población mundial. Allí la Iglesia hace un enorme trabajo de evangelización y promoción humana. De hecho, en ellas la Iglesia sostiene 26.898 instituciones sociales (hospitales, dispensarios, residencias de ancianos, orfanatos…), y 119.200 escuelas -más de la mitad de las que sostiene la Iglesia en el mundo-. En los últimos 30 años, la Iglesia ha abierto en misiones una media de 2 instituciones sociales y 6 escuelas al día.

Todo este trabajo que la Iglesia realiza necesita apoyo económico, y lo recibe de forma habitual a través de Obras Misionales Pontificias, en campañas tan conocidas como el Domund. Pero en estas circunstancias tan especiales, ya hay peticiones de ayuda extraordinarias.

El Santo Padre ha pedido a los fieles y a las entidades de la Iglesia que tienen la posibilidad y lo desean, que contribuyan a este Fondo de Emergencia a través de las Obras Misionales Pontificias de cada país.

En el segundo domingo de Pascua proclamamos en el evangelio las dos apariciones de Jesús a los discípulos en una casa, supuestamente el cenáculo, donde Jesús había celebrado la cena pascual. En las dos apariciones se dice que estaban con las puertas cerradas. En la primera, se apostilla que era por miedo a los judíos.
Jesús resucitado se presenta con poder, se sitúa en medio, les saluda con la paz y les muestra las manos y el costado para que entiendan que es el mismo que fue crucificado. Los discípulos se llenaron de alegría al verlo, y Jesús repite su saludo de paz y los envía del mismo modo que él fue enviado por el Padre. ¿A qué los envía? El texto lo aclara a continuación: «Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”» (Jn 20,22-23). Este gesto de Cristo, soplando sobre los discípulos, expresa la donación de su espíritu para que puedan otorgar el perdón de los pecados. Es el aliento de vida en que se ha convertido Cristo por su resurrección: Él es el «espíritu vivificante» (1 Cor 15,45), agente de la nueva creación que reconcilia al hombre con Dios. Se ha cumplido el tiempo y Dios ha aceptado la ofrenda de su Hijo, elevado sobre todo poder y constituido en fuente de la verdadera Vida.
En la resurrección Jesús ha recuperado el espíritu que entregó a su Padre, pero lo recupera con su humanidad glorificada que se convierte así en el cauce por el que llegará a todas las generaciones el Espíritu de la vida y de la resurrección. Hemos sido recreados, vivificados, liberados de la muerte. A los ocho días, Tomás, que no estaba con los discípulos la primera vez y se negaba a creer retando de alguna manera a que Cristo le concediera la gracia de tocar su humanidad, ve cumplido su deseo. Cristo se aparece, otorga de nuevo la paz y le ofrece a Tomás la posibilidad de tocar sus llagas carnales y gloriosas. El evangelio no dice si Tomás llegó a hacerlo y experimentar así lo que todo hombre desearía: comprobar que el cuerpo de Cristo es real, con las llagas de la pasión y con la gloria de la resurrección. Lo cierto es que Tomás se rindió ante Cristo e hizo la más bella y solemne confesión de fe en primera persona: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28).
Todo esto sucedió estando las puertas cerradas por miedo a los judíos, es decir, por miedo a la muerte. Sabían bien los discípulos que el destino de Jesús sería el suyo: la muerte de cruz. Y vivían con las puertas cerradas, no sólo a los judíos, sino al mismo Cristo en quien no creían a pesar del anuncio de María Magdalena, «apóstol de apóstoles» (Papa Francisco).
El miedo a morir nos encierra en la muerte que tememos. Cristo, con la efusión de su espíritu, nos abre a la vida. Por eso la paz que otorga va seguida de la misión, para lo cual es preciso abrir las puertas y salir. En Pentecostés la Iglesia naciente sale sin miedo, ebria de Espíritu, como diría san Agustín, a proclamar la salvación universal. La Iglesia tiene el peligro, en muchas ocasiones, de encerrarse en sí misma, por temor a que el Espíritu la lleve adonde el egoísmo, la comodidad, y, finalmente, el miedo a perder la vida no quieren ir. Se vive más cómodamente en el refugio de nuestros temores (y no me refiero ahora a la situación presente) que en la misión a la que Cristo nos envía con todo su poder. El que ha vencido a la muerte no nos envía desamparados, sino con su propio soplo y espíritu, capaz de regenerar el mundo y de vencer la muerte. El día de Pascua Jesús entró en la casa cerrada por miedo y la dejó abierta para siempre.

+ César Franco
Obispo de Segovia.

Miércoles, 15 Abril 2020 11:10

AGRADECIMIENTO Y APOYO A LOS COMUNICADORES

periodista
 
El Obispo de Segovia, Don César Franco, y toda la Diócesis se unen al mensaje de apoyo y agradecimiento a todos los profesionales de la comunicación que han enviado hoy los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS). En una provincia tan castigada por la pandemia como es la nuestra, vuestra labor es digna de encomio. Gracias por vuestras noticias, vuestros reportajes, vuestras coberturas buscando también el lado más humano detrás de esta crisis sanitaria y social. Ahora que todos debemos estar confinados, vosotros salís a la calle no solo para informar, sino también para entretener. Por este motivo, queremos reconocer el trabajo de los profesionales que están en primera línea de esta guerra que nos toca librar. 
 
Nuestras oraciones por los enfermos, por la memoria de los fallecidos y el consuelo de los familiares. Y por todos los trabajadores, para que desarrollen su labor con la diligencia que nos lleve a salir reforzados de esta crisis.
 
Texto completo del mensaje de los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS):

Los comunicadores sois garantes de esperanza ante el Covid-19

Parecía que no llegaría el maligno coronavirus que azotaba a lejanas zonas de la tierra, pero de pronto los españoles nos vimos confinados en nuestras casas, como sucede en otros países. En medio de esta situación, vosotros comunicadores y periodistas tenéis que narrar el drama mortal de esta pandemia y a la vez los ejemplos esperanzadores de entrega y solidaridad que se dan en abundancia en nuestra sociedad.

Los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS), queremos reconocer el luminoso trabajo de los profesionales que están en primera línea de esta guerra, como son los profesionales sanitarios y sus servicios auxiliares, laboratorios y farmacias. Con ellos, todos los que nos facilitan nuestra vida cotidiana, repartidores y distribuidores, comerciantes y supermercados, servicios de limpieza, de transporte, de mantenimiento, funerarias, junto con las ejemplares actuaciones de los militares, guardias civiles y policías.

También es de agradecer el servicio de los sacerdotes, en las capellanías de los hospitales, dando el consuelo en los cementerios, atendiendo desde las parroquias a los que están solos y asistiendo a los más necesitados, unidos a Cáritas. Igualmente, a todos aquellos que contribuyen anónima y solidariamente al bien común, vaya nuestro respeto, admiración y agradecimiento. De manera especial, pedimos y esperamos la pronta recuperación de los profesionales que han caído enfermos y encomendamos a quienes dieron su vida por el bien de todos. Cada uno de ellos hace verdad la petición del Papa Francisco que nos invita a “tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor” (Roma, 6 de abril de 2020).

En estos momentos difíciles, los medios de comunicación nos permiten conocer lo que está ocurriendo con todos sus matices y sus complejidades, ponen en contexto las informaciones y dan respuesta a nuestras preguntas. Además, difunden las indicaciones que señalan las autoridades competentes, que hemos de vivir en este momento como sociedad, y ayudan a desmentir las noticias falsas y los bulos que pueden angustiar o hacer caer en la desesperación o el desorden. Vuestro servicio es esencial para una sociedad que ama la libertad y la verdad.

Queremos destacar el papel de las empresas de comunicación y la labor social que vosotros, periodistas, corresponsales y comunicadores, lleváis a cabo en esta epidemia: acortando las distancias geográficas y sociales, abrís una ventana a la esperanza y al futuro, dais a conocer iniciativas solidarias y ofrecéis a los que están confinados en casa múltiples posibilidades para estar conectados con el mundo y para desarrollar sus cualidades. Sin olvidar, la capacidad de entretener con programas de humor, con el cine o la música, que nos permite salir de una rutina diaria necesariamente estrecha, y nos puede vincular con lo mejor de la humanidad, el arte y la cultura. Sin esta labor de los medios de comunicación, este aislamiento sería muchísimo peor.

En muchas ocasiones, este trabajo no está exento de dificultades técnicas y de preocupaciones personales en el presente, pero también en el temor sobre lo que pueda pasar en el futuro con vuestro puesto de trabajo. El agradecimiento de todos debería traducirse en apoyo social para que los medios puedan continuar llevando a cabo su tarea ahora y en un futuro que se presenta difícil. ¡Recibid todos, nuestra consideración, respeto y aliento!

Nuestra esperanza está en que el coronavirus sea vencido, no solo por el trabajo individual de algunos, sino por el esfuerzo colectivo de cada uno que cumple con su deber, que en el caso de muchos de nosotros es el de quedarnos en casa. Hay que sacar lecciones de lo que esta ocurriendo. Esta situación se puede superar juntos, entre todos, sumando el esfuerzo de cada uno para construir un tiempo nuevo lleno de valores y con un estilo de vida mucho más sencillo y fraterno.

Ha finalizado el tiempo litúrgico de la Cuaresma, pero no ha terminado nuestro confinamiento en las casas, seguimos en “situación cuaresmal”, pero viviéndo con sentido Pascual el gozo y la esperanza que surge del acontecimiento clave del cristianismo: Cristo ha muerto y ha resucitado, venciendo el mal, la muerte, el dolor y toda enfermedad. Porque Él es la Esperanza de los vivientes, de los que están cerca y de los lejanos. A todos alcanza con su acción misteriosa y salvadora.

Cuando mueren las esperanzas de los pueblos, desaparecen las culturas. Por ello, a vosotros hombres y mujeres de la comunicación en España os pedimos que no os canséis, en medio de este oscuro panorama. Sed portadores de la verdad y la esperanza en todo aquello que hacéis y comunicáis, para que vuestras noticias y programas alcancen el corazón de la ciudadanía dolorida. Sabed que estáis presente en nuestras oraciones para que el mal de este espantoso virus no os alcance y podías gozar siempre de la “salud del alma y del cuerpo”.

A pesar de lo que está sucediendo tenemos que desearos: ¡Feliz Pascua de Resurrección! Con nuestro afecto y bendición.

+ Mons. Juan del Río. Arzobispo castrense y presidente de la CECS

+ Mons. Salvador Giménez. Obispo de Lleida

+ Mons. José Manuel Lorca. Obispo de Cartagena.

+ Mons. Sebastià Taltavull. Obispo de Mallorca

+ Mons. José Ignacio Munilla. Obispo de San Sebastián

+ Mons. Antonio Gómez Cantero. Obispo de Albarracín-Teruel

+ Mons. Joan Piris. Obispo emérito de Lleida