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Descubriendo nuestras raíces diocesanas.

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                              Historia de la diócesis

  

 

 

Apuntes históricos


 Los primeros testimonios del cristianismo en Segovia son las antiquísimas iglesias que hubo en el valle del Eresma: Santiago, San Gil, San Blas, San Vicente, Santa Ana y San Marcos. En esta última que se conserva en pie, había hasta hace pocos años una lápida romana, hoy en el Museo Provincial. A pocos kilómetros quedan las ruinas de San Medel, que fue igualmente un asentamiento cristiano que irradió por la zona.

El origen de la diócesis de Segovia es desconocido. Venera como primer obispo a San Jeroteo, discípulo de San Pablo, y de él se reza en la diócesis, pero su episcopado no pasa de ser una mera conjetura. La primera documentación fehaciente de obispos segovianos data del siglo VI. El año 527, Montano, Arzobispo de Toledo, puso un Obispo en Segovia, desmembrándola de la diócesis Palencia. Por las Actas de los Concilios de Toledo conocemos los nombres de los sucesores: Pedro, Miniciano, Anserico, Deodato y Decenio, teniéndose la última noticia el año 695.

En la época visigoda existían ya parroquias en lo alto de la capital segoviana, como San Juan de los Caballeros o San Pedro de los Picos. Todas profesaban la herejía arriana, salvo las de la Santísima Trinidad y San Antón, que profesaban la ortodoxia romana y tenían sobre sus puertas el Crismón de Constantino.

Durante la invasión musulmana debió quedar vacante el episcopado, ya que no hay constancia de ningún obispo hasta Ilderedo que, en 940, hace una donación al obispo de León. Sin embargo es posible que se sucedieran los obispos y estuvieran ausentes de la diócesis en tierras de cristianos.

En los primeros días de la invasión musulmana, se sitúa la vida de los tres santos hermanos: Frutos, Engracia y Valentín. Mártires los dos últimos. Confesor el primero. En su honor se levantó un templo en 1100, que aún se conserva.

Se cree que los mozárabes-segovianos conservaron el culto como los de otras regiones. A esta época y gobernando Gonzalo Téliz, hermano del conde Fernán González, parece que se debe la edificación primera de las Iglesias de San MillánSanta ColumbaSan Mamés y San Juan. También en la provincia se conservan restos de influencia mozárabe, como la pila bautismal de Santa María de Riaza, la Cueva de los Siete Altares, cerca de Sepúlveda, y la iglesia de Santa María del Barrio de Navares de las Cuevas. En 1071, el rey moro de Toledo, Almamún, entró en Sego via y destruyó las iglesias, parte de las murallas y 36 arcos del Acueducto, sin que se pueda fijar cuáles fueron aquellas iglesias.  Parece que son anteriores al siglo XI la planta del primer templo de San Martín, la torre de la iglesia de San Millán, y la portada de los pies de la nave de San Lorenzo y una iglesia de la que quedan vestigios dentro del actual templo de El Salvador.

Reconquistada Segovia por Alfonso VI (1079) y repoblada por el conde don Raimundo de Borgoña, empezó también la restauración de la vida religiosa y la reconstrucción de sus templos. Era la época del influjo de la Orden de Cluny, favorecido y alentado por papas y reyes. El 25 de enero de 1110 fue consagrado el Obispo Don Pedro Agen, monje Benedictino francés, y en 1123 el Papa Calixto II le confirmó en el cargo y señaló los límites que había de tener la diócesis. Al prelado le esperaba un enorme trabajo, pues se partía de nada y con un pueblo sumido en el analfabetismo y en la pobreza. Una de las primeras actuaciones del nuevo prelado fue dar comienzo a la construcción de la catedral vieja de Santa María junto al Alcázar y en sus proximidades fue surgiendo el barrio de los canónigos, llamado la Claustra.  A esta época hay que atribuir la restauración o construcción de muchos de los templos románicos de la ciudad y de la diócesis. Hay memoria de San MartínSan Miguel, San Andrés, San Esteban y San Quirce.

Al concluir el siglo XII, el balance es altamente positivo: restauración de la diócesis y construcción o reparación de numerosas iglesias en la ciudad, además de la catedral, y en la diócesis, como Sepúlveda, San Frutos, Cuéllar, Fuentidueña, Coca, Ayllón, etc. El 16 de julio de 1228, se consagra la catedral por el legado pontificio, Juan, cardenal de Santa Sabina. Pocos años antes, en 1212, había pisado tierra segoviana Santo Domingo de Guzmán. Recuerdo suyo es la Santa Cueva donde el santo hacía penitencia, visitada en 1574 por Santa Teresa de Jesús que tuvo allí una notable revelación.

El XV es el siglo de Oro de Segovia.  Durante largas temporadas es asiento de la Corte y esto marca a la ciudad en todos los órdenes.  Se levantan los monasterios de El Parral (1447) y de San Antonio el Real. Se emprenden las obras del de Santa Cruz (1491).  En esta época (1410) se fija el suceso de la iglesia del Corpus y se establece la "catorcena".  Predica San  Vicente Ferrer (3-V-1411) y se levanta en recuerdo la ermita del Cristo. 

Tiene lugar el pontificado turbulento del obispo don Juan Arias Dávila, espíritu prócer de reflejos renacentistas, que termina su vida en Roma, en apelación al R. Pontífice para defenderse de los cargos que se le hacían. Se termina la catedral vieja y se remata su bello claustro (1470).  En la iglesia nueva de San Miguel es coronada reina de Castilla, Isabel la Católica (1474).  El primer inquisidor general de España, Fr. Tomás de Torquemada, era al momento de su nombramiento (1480) prior de Santa Cruz.

La guerra de las Comunidades arruinó casi totalmente la catedral, por haberse atrincherado en ella los comuneros para luchar contra las tropas imperiales que se hallaban en el Alcázar. En 1525, se ponía la primera piedra de la nueva catedral, por el obispo don Diego de Ribera, y el 15 de agosto de 1558, se trasladaba el Santísimo a la catedral aún sin terminar. Son los días del Concilio de Trento en el que intervienen brillantemente varios segovianos ilustres (Soto, Vega, Fuentidueña, Vellosillo, Orantes, Cardi llo de Villalpando, etc.). Santa Teresa fundaba en 1574 y San Juan de la Cruz en 1586.

Terminaba el siglo con la terrible peste del 1598, que asoló la ciudad y arruinó su industria.  Hubo 12.000 muertos y muchos otros emigraron.  La iglesia en su obispo, clero y religiosos, dio un maravilloso ejemplo de abnegación y caridad cristiana. Los siglos XVII y XVIII son de franca decadencia para Segovia. De 6.000 vecinos desciende a 4.000 en el siglo XVII y al finalizar el XVIII no contaba más que con 14.000 habitantes, incluyendo los de los arrabales. La inauguración del santuario de la Fuencisla en 1613 significó un momento de alivio en la vida de Segovia. Empezaron por entonces las subidas de la Virgen a la catedral con ocasión de acontecimientos adversos, como pestes, guerras, siendo un motivo de conmoción religiosa de la ciudad. A mediados del siglo XVIII, tenía la ciudad 23 parroquias, 14 conventos de frailes, 10 de monjas, 5 hospitales.  Las guerras carlistas y la alternancia en el gobierno de la nación entre liberales y conservadores, sumieron a Segovia en el caos político y religioso del resto de España, siendo pocas las noticias dentro del campo religioso que merezcan ser consig nadas.  En 1825, se celebraban fiestas por la beatificación de San Alonso Rodríguez a algunas de las cuales asistió el rey, que se hallaba por aquel entonces (mes de julio) en San Ildefonso.  El 1835, puede señalarse como el año del cierre de los conven tos de agustinos, trinitarios, mercedarios, franciscanos, carmelitas calzados, mínimos, jesuitas y de San Juan de Dios. Ya medio siglo antes los jesuitas habían tenido que abandonar la ciudad. Años más tarde, caían bajo la piqueta demoledora las viejas iglesias románicas de San Facundo, San Román, San Pablo y las ermitas de San Lázaro, San Mamés y San Matías.

El 24 de septiembre de 1916 tiene lugar en la catedral la coronación de la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad y de la diócesis.

Sínodos y Concilios


No faltaron desde los comienzos de la diócesis de Segovia los Sínodos y Concilios que intentaran revitalizar la vida de la comunidad cristiana. El 13 de marzo de 1166, domingo primero de cuaresma, se abrió en Segovia el Concilio Provincial que la provincia eclesiástica de Toledo de dispuso a celebrar con asistencia de los obispos sufragáneos. En él se trató de arreglar las diferencia existentes entre Palencia y Segovia por asuntos de límites.

Los Sínodos tuvieron lugar tanto en la capital de la diócesis como en sus poblaciones más importantes. Destacamos los celebrados en la villa de Cuéllar (8-III-1305), de donde era oriundo el obispo D. Pedro, en la iglesia de Santa María, y en Turégano, villa de la jurisdicción episcopal (3-V-1440), en la iglesia de San Miguel, sita en el castillo de la villa.

En el siglo XV destacó la figura del obispo D. Juan Arias Dávila. Tres son los Sínodos de que hay memoria durante su pontificado celebrados, según orden cronológico, en Aguilafuente, Segovia y Turégano. Los decretos del Sínodo de Aguilafuente (1 a 10-VI-1472) fueron impresos por Juan Parix en Segovia, constituyendo el Sinodal de Aguilafuente, primer libro impreso en España.

El último Sínodo fue el celebrado bajo el gobierno de D. Julián Miranda y Bistuer (12 a 14-IX-1911) para la aplicación en Segovia de lo decretado en el concilio provincial de Valladolid para toda la provincia eclesiástica: reforma de costumbres, esplendor del culto, promoción de la frecuencia de sacramentos y nueva demarcación de arciprestazgos. En 1985, durante el pontificado de D. Antonio Palenzuela, se celebró una Asamblea diocesana de renovación cristiana en la línea del Vaticano II.

 

Monumentos y Santuarios

La vivencia cristiana de los segovianos a lo largo de los siglos se ha plasmado de modo especial en la expresión artística. Prueba de ello son las numerosas iglesias románicas y otras de estilo gótico que pueblan la geografía segoviana.

De entre las iglesias románicas destacamos, en Segovia capital, San Martín (s.XIII) con grandioso pórtico; San Juan de los Caballeros (s.XIII), levantada sobre otra iglesia de tipo asturiano del siglo IX; San Millán (s.XII), de planta rectangular y cuatro ábsides; la Vera Cruz (s.XII), de planta octogonal a imitación del Temple de París; San Esteban (s.XIII), con airosa y esbelta torre; San Lorenzo, con su bello campanario perteneciente al románico de ladrillo. En los pueblos de la provincia podemos admirar la ermita de Nuestra Señora del Barrio(s.XI) en Navares de las Cuevas; Nuestra Señora de la Peña (s.XII) en Sepúlveda; San Frutos (s.XII), que fue priorato dependiente de Silos; Santa María de Duratón (s.XII); San Miguel (s.XII), en Sacramenia; iglesia del s.XIII en Turégano; San Miguel, San Esteban, San Andrés y Santo Tomé en Cuéllar, todas ellas pertenecientes al románico de ladrillo; Santa María de Riaza; Tolocirio; San Baudilio de Samboal.

Pertenecientes al estilo gótico son entre otras: Santa Cruz (s.XV), levantada en recuerdo de las penitencias que allí hiciera santo Domingo de Guzmán; San Antonio el Real (s.XV); el Parral (s.XV); todas ellas en Segovia. En la provincia podemos admirar las iglesias de Carbonero el Mayor (s.XVI); Coca; Martín Muñoz de las Posadas; Santa María de Nieva (s.XV); Villacastín (s.XVI); El Espinar (s.XVI). A estas hemos de añadir la iglesia del Seminario, en Segovia, de estilo típicamente jesuítico a imitación del Gesú de Roma, y la hermosa Colegiata de San Ildefonso, del estilo de la época, mandada construir por Felipe V.

Los santuarios son algo entrañable en el sentir religioso de nuestro pueblo segoviano. De entre los más notables podemos destacar: La Fuencisla, en Segovia; El Henar, en Cuellar; Hornuez, en Moral de Hornuez; Hontanares, en Riaza; y San Frutos, en el Duratón.