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MONS. CÉSAR FRANCO A LOS ENFERMOS: «NO TEMÁIS, NO ESTÁIS SOLOS»

pascua del enfermo

Hoy, 17 de mayo, VI domingo de Pascua, la Iglesia Española celebra la Pascua del Enfermo como punto final a una campaña que comenzó el pasado 11 de febrero con la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo. Toda esta campaña se ha conmemorado bajo el lema "Acompañar en la soledad", junto al tema bíblico «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré» (Mt 11, 28).

Con motivo de la conmemoración de la Pascua del Enfermo, el Obispo de Segovia, Monseñor César Franco, ha presidido una Eucaristía que ha sido retransmitida en directo a través del canal de televisión y la página web de La 8 Segovia de RTVCyL. Una celebración especialmente ofrecida por los enfermos, familiares y cuidadores, así como por el alma y eterno descanso de los fallecidos.

Don César ha comenzado su homilía dirigiéndose al Vicario General (presente en la celebración), al delegado de Pastoral de la Salud, a los sacerdotes y a todos los fieles y enfermos -a los que ha definido como "predilectos de Cristo"- que seguían la Eucaristía a través de los medios de comunicación. Así, ha asegurado que hoy celebramos la Pascua del Enfermo como el paso de Cristo sanador por todos los que viven la enfermedad y el miedo a morir en soledad, añadiendo que «esta misa nos hace cercana a vosotros, enfermos queridos, para confortaros con la presencia de Cristo, que vino a cargar con nuestro sufrimiento y a fortalecernos con la entrega de su vida». Asimismo, el prelado ha tratado de infundir confianza, al pedir a los enfermos "no temáis, no estáis solos", ya que los obispos, los sacerdotes y toda la comunidad cristiana "os acompañan con su oración" ya que, en sus palabras «la Palabra de Dios ilumina el sentido de la enfermedad y la soledad que conlleva».

Aludiendo al Evangelio, el obispo ha afirmado que Felipe predicaba en Samaria y aplicaba los signos de curación a lisiados y la liberación a los poseídos. Esto es, los apóstoles realizaban los mismos signos de Cristo, el Señor actuaba por medio de ellos. «Jesús ha venido a sanarnos de nuestras enfermedades más íntimas», ha subrayado, para a renglón seguido decir «os preguntaréis por qué no nos cura ahora ni realiza los milagros de entonces». Es cierto, que todos desaríamos vernos libres de la enfermedad, aunque, en palabras de don César «solo el Señor sabe lo que nos conviene, aunque nos cueste entender sus caminos». De hecho, durante su vida pública, Él no curó a todos los enfermos con los que coincidió, sino que les transmitió paz, fortaleza y la necesidad de confiar en Dios. Por eso, nunca ha de faltarnos la certeza de su compañía, que se hace presente a través de los seres queridos, los sanitarios, y todos aquellos que oran y piden desde sus  hogares, monasaterios o comunidades.

«La enfermedad es parte de nuestra condición humana, que es mortal», ha explicado el Obispo de Segovia. La enfermedad pone ante nosotros nuestra propia fragilidad, y la tenemos que asumir con paz y esperanza, puesto que todos somos enfermos en potencia y experimentamos la enfermedad con mayor o menor gravedad a lo largo de nuestra vida. Pero, es «en ella donde nos encontramos coon Dios y debemos confiar en providencia».

En el Evangelio, Jesús nos díce, «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré» (Mt 11, 28), por eso, quienes acudimos a Jesús experimentamos su compañía. En este punto, don César ha hecho referencia al Mensaje del Papa Francisco con motivo de la celebración de esta Pascua del Enfermo. En su texto, el pontífice se refiere a las palabras de Jesús que «indican el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados. Estas palabras expresan la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre. ¡Cuántas personas padecen en el cuerpo y en el espíritu! Jesús dice a todos que acudan a Él, «venid a mí», y les promete alivio y consuelo».

Ahora, que estamos atravesando la dura prueba de la pandemia, nos sentimos afectados no solo física, sino psicológica y espiritualmente al sentir la soledad, sentimiento que recoge el lema de esta campaña "Acompañar en la soledad". Muchos, por su ancianidad o por haber padecido el contagio, han pasado y pasan mucho tiempo solos. Además, muchos han fallecido en una dramática soledad, sin una mano tendida que de seguridad ni la palabra que conforta. Pero, como ha recordado el obispo, Jesucristo también experimentó la soledad. La soledad de su Padre en la cruz, tan difícil de entender; en el Huerto de los Olivos cuando los discípulos se quedaron dormidos, o la soledad del pueblo que días antes le había aclamado en su entrada triunfante en Jerusalén. «Él ha vivido la soledad en su propia carne, por eso puede confortarnos y compadecernos. Cristo es fuente del amor y el consuelo», ha destacado.

Así, don César ha lanzado algunos consejos a quienes por diferentes circunstancias se encuentren atravesando una enfermedad:

  • «Orad humildemente al Señor para que os de fuerzas y aliente vuestra esperanza. Una oración humilde os servirá para alcanzar la paz de corazón. Pedid al Señor que os aumente vuestra fe»
  • «Ofreced vuestro sufrimiento por quienes, quizá, lo necesiten más que vosotros como signo de solidaridad. Dios ungirá a los demás con el aceite de vuestra ofrenda. Y, como dijo el Papa emérito Benedicto XVI, se creara un depósito de consolación que ayude a otros a llevar la cruz»
  • «Compartid vuestros sentimientos con los que os cuidan y acompañan. Abridles vuestro corazón, no os encerréis en vuestra intimidad»

El obispo ha insistido en la necesidad de apartar el temor, puesto que el Señor ha vencido al pecado y a la muerte, Él es el pastor que siempre nos guía a buen puerto. En el Evangelio de hoy (Jn 14,15-21), Jesús asegura que nos ayudará con un Paráclito, un consolador, y traslada a los apóstoles unas contundentes palabras "No os dejaré huérfanos". El Espíritu consolador que envía, viene a ocupar su lugar y permanecer a nuestro lado en las pruebas que la vida nos presenta. Nos enseña los secretos de la vida y nos abre el horizonte del más allá. «Nos alienta en nuestro caminar incierto y nos alienta en nuestra enfermedad, nos asegura que la vida no termina en la muerte», ha destacado don César.

Con todo, el Obispo de la Diócesis ha exhortado a toda la Iglesia de Segovia a acompañar en la soledad a todos los que sufren como signo del Espíritu de Dios y su presencia sanadora.

Felipe predicaba en Samaria, una ciudad que se llenaba de alegría tras las curaciones. Por eso, el prelado ha lanzado una pregunta "¿Es compatible la alegría con la enfermedad?", para contestar positivamente, puesto que es compatible «en quienes la aceptan con paz, quienes entregan su vida en el mundo de la sanidad, aquellos que a pesar del cansancio transmiten paz y esperanza con el servicio que prestan. Oremos por ellos en este tiempo de Pascua, tiempo de gozo imperecedero, vida y resurrección, esperanza en la eternidad que ya ha comenzado en Cristo Resucitado».

Finalmente, don César ha pedido a la Virgen y patrona de Segovia, Nuestra Señora de la Fuencisla, que permanezca junto a los enfermos en su lecho de dolor, como lo hizo con su Hijo al pie de la Cruz.