NAVA DE LA ASUNCIÓN ARROPA A TEO EN LA ENTREGA DEL VII PREMIO SAN ALFONSO RODRÍGUEZ

Seis años después de celebrarse el IV Centenario de la muerte del santo jesuita, la Diócesis de Segovia ve satisfecha como la institución del premio San Alfonso Rodríguez es una realidad consolidada. El galardón reconoce anualmente, en una sola persona, la labor callada pero eficaz de todos aquellos que dedican su tiempo a los pequeños servicios cotidianos en favor de la Iglesia y la sociedad.

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En este 2023, la distinción ha recaído en Teófila Barbado, la mujer de referencia en las labores de la Iglesia de Nava de la Asunción. Teo, como así la conocen todos en el pueblo, de 92 años, madre, abuela y humilde trabajadora dentro y fuera del hogar, recogió ayer la aldaba que rememora el oficio de portero que tuvo el santo segoviano. Y lo hizo de las manos del Obispo de la Diócesis, don César Franco, que, junto con el comité organizador del premio, se desplazó hasta la localidad del Arciprestazgo de Coca-Santa María como muestra de cercanía con todos los pequeños pueblos que, como Nava, no por estar más alejados de los centros administrativos lo están en la comunión que debe de caracterizar a la Diócesis entera.

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El acto, muy sencillo, tuvo lugar después de un recital de música y lectura en el que intervinieron vecinos de la localidad navera. La iglesia parroquial congregó a un nutrido número de feligreses que, después, acompañaron a Teo en un aperitivo distendido. Además, la premiada estuvo acompañada de los últimos sacerdotes que han pasado por Nava, de los que ella tanto se preocupa y con los que ha colaborado. Todo resultó sencillo y natural. Este es el estilo que, como san Alfonso procuraba hacer en vida, quiere imprimir la Diócesis a estos premios anuales a los que tantos segovianos serían acreedores por su buen hacer en favor de los demás. De momento, hasta la concesión del siguiente, Teo, la «san Alfonso de Nava», representa a todos ellos.